No tener dinero para hacerlo frente supone un problema grave. Si en pocos días no se solventa el pago no solo trae consigo el corte del suministro, también volver a conectarlo supone hacer frente a un importante sobrecoste, además del riesgo de acabar incluido en un fichero de impagos como ASNEF.

Por ello, que el banco nos permita pagar estos recibos asumiendo durante un tiempo un saldo negativo parece una buena solución. Es el denominado descubierto tácito en nuestra cuenta corriente. El banco admite el descubierto y adelanta el dinero necesario para cubrir esa deuda. Pero si pensamos que hemos solucionado el problema no es así. No solo toca devolver la cantidad adelantada, también hay que hacer frente a intereses y, especialmente altas comisiones que se generan desde el momento en el que arrancan.

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El coste del descubierto tácito

El descubierto tácito tiene diferentes costes. El primero es el interés. Los bancos tienen libertad a la hora de establecer los tipos de interés según se establece en la Orden EHA/2899/2011. Lo que si es de obligado cumplimiento es que estos tipos de interés sean públicos y se informen, tanto al Banco de España como en el tablón de anuncio de la entidad.

No es el único coste y de hecho, raramente es el más importante. La apertura de descubierto genera una comisión por descubierto. Esta comisión por descubierto se aplica en porcentaje. Si eres consumidor, la suma de la comisión y del interés por descubierto no puede dar lugar a una tasa anual equivalente (TAE) superior a 2,5 veces el interés legal del dinero de conformidad con lo establecido en el artículo 20.4 de la Ley 16/2011. Esto puede parecer que el coste no es tan alto, pero existe un problema, muchas entidades aplican un mínimo. Así, por ejemplo, por una deuda de 100 euros, si la comisión es del 5% con un mínimo de 18 euros, no se le cobrarán los 5 euros correspondientes al porcentaje sino la cantidad mínima.

Este hecho dispara el coste y hace que otras alternativas de financiación puedan ser más interesantes. A esto hay que unir un coste más, la comisión de reclamación de posición deudora, que se cobra desde el momento en el que banco pide el pago del descubierto, ya sea por correo escrito u otro método como correo electrónico o mensaje SMS.

La gestión del descubierto

Para evitar sobrecostes es fundamental que se haga una buena gestión del descubierto. Lo primero es analizar otras alternativas, como los préstamos para imprevistos, para cubrir esos primeros gastos en la que no solo se pague menos, el plazo de devolución sea más amplio para tener mejores posibilidades de devolución e incluso cubrir otras necesidades.

También si se producen de forma recurrente podemos pasar ciertos recibos de domiciliarlos en el banco a pagarlos en ventanilla, ganando unos días y controlando nosotros el momento del pago.

En definitiva, no perder el control financiero basado en un buen presupuesto y siempre comparar las diferentes alternativas de financiación para buscar aquella que más nos convenga.

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