De hecho, el problema es que muchas veces se da respuesta a estas necesidades usando un producto poco adecuado. Esto conlleva consecuencias de distinto índole y que van desde el sobrecoste, no cubrir las necesidades financieras, hasta problemas a la hora de la devolución del préstamo.

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Un de los ejemplos más claros lo tenemos más claros cuando se utiliza un préstamo personal o de consumo, cuyo fin es la adquisición de bien o el pago de un servicio (coche, estudios, reformas de vivienda, electrodomésticos, etc.), para cubrir necesidades de dinero, es decir cuando el problema es que los ingresos son insuficientes para cubrir los gastos. En estos casos, productos como los préstamos revolving o líneas de crédito para particulares son la solución más adecuada.

Prestamo revolving vs prestamo tradicional
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Por qué me conviene una línea de crédito

Una línea de crédito es un producto de gran flexibilidad, que permite disponer en cada momento de la cantidad de dinero que necesite, siempre dentro de un límite pactado. Por ejemplo, si tienes una línea de crédito disponible de 20.000 euros y has retirado ya 5.000 euros podrás disponer de 15.000 euros pendientes.

Pero no solo existe flexibilidad a la hora de retirar estos fondos, sino que también lo hay a la hora de devolver el dinero dispuesto, pudiéndose hacer con total libertad y con ello, reduciendo el coste en intereses (menos dinero se deba inferior será la cuantía de intereses a pagar). También suelen tener otros costes como una pequeña comisión por el dinero dispuesto (lo que se retira), otra comisión por aquello que no se retira (inferior a la primera y que por ello hace necesario que ajustemos lo más posible la cantidad a pedir) más otra por apertura o estudio, que se cobra cada vez que se renueva.

Y es qie, este tipo de productos suelen tener un plazo de duración anual, siendo raros los que duran dos o más años, y unos meses antes se informa sobre la posibilidad de renovación o no del producto, teniendo que analizar de nuevo su viabilidad.

Por ello, este producto ha sido tradicionalmente comercializado para empresas o profesionales, cuyos ingresos en muchas ocasiones son estacionales o no discurren al mismo ritmo que los gastos. Muchas veces incurres en unos gastos a la hora de producir o realizar un servicio, pero cobras mucho más tarde. Pero, también este mismo producto puede ser de enorme utilidad para los consumidores, aunque muchas veces sea por razones diferentes, y este se instrumentaliza por lo que se conoce como préstamo revolving.

Qué es un préstamo revolving

La mayoría de los consumidores, si son asalariados, tienen una ventaja en su gestión financiera con respecto a las empresas y es la estabilidad en sus ingresos. Esto hace que el problema de muchas personas se centre en in desequilibrio de sus gastos y es donde un préstamo revolving puede servir de ayuda.

Por ejemplo, pagos de gastos elevados puntuales como seguros -que se abonan anualmente- o impuestos que, sumados a los gastos corrientes sobrepasan los ingresos por sueldos. Es en ese momento en el que podemos necesitar un apoyo financiero como el que nos proporciona este tipo de préstamos.

Esto nos lleva a un punto clave sobre este tipo de productos, deben cubrir problemas puntualeso desequilibrios de su presupuesto, pero nunca deben usarse si estos gastos más elevados se repiten sistemáticamente todos o muchos de los meses del año. Es decir, a la hora de solicitar este tipo de financiación no solo debemos tener en cuenta la cantidad que necesitamos en estos meses de desequilibrio sino también que en el resto de los meses los ingresos sean suficientes para poder devolver lo prestado.

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Cómo funcionan las tarjetas revolving

Este tipo de productos se han comercializado hasta ahora para los consumidores principalmente como tarjeta de crédito aunque esta realidad está cambiando. Esto es así porque ya estos productos funcionan de forma análoga a todo tipo de tarjeta de crédito. A través de una tarjeta de crédito acumulas compras durante generalmente el plazo de un mes hasta un límite preestablecido y luego la pagas, o en su totalidad a final del periodo o fraccionando la cantidad gastada en cuotas fijas o porcentaje sobre la deuda.

Entonces ¿En qué se diferencian las tarjetas de crédito revolving de una tarjeta de crédito tradicional? Aunque no siempre es fácil saberlo, hay ciertos puntos claros que las diferencian:

  • Su límite de crédito suele ser superior a las tarjetas clásicas. Tienen de media importes por encima de los 3.000 euros o incluso más frente a los 1.500-1.800 euros de una tarjeta clásica.
  • Su forma de pago estándar es el pago fraccionado de la deuda e incluso algunas solo permiten el pago total previo desembolso de una comisión.
  • Dentro de la forma de pago fraccionada se permiten cuotas muy bajas, tanto en porcentajes sobre el total de la deuda o con cantidades fijas pequeñas.

Con todo ello, las tarjetas de crédito revolving se han convertido en uno de los productos financieros más contratados y utilizados por los españoles en los últimos años y ha permitido especialmente financiar compras. La práctica totalidad de las entidades financieras españolas disponen de este tipo de tarjetas, que muchas veces se incluyen en la categoría de “tarjeta para compras” aunque con algunas diferencias.

Por ejemplo, en las tarjetas revolving que comercializan la mayoría de los bancos su crédito disponible, la cantidad que se puede gastar, suele ser más bajo que las que entidades o Establecimientos Financieros de Crédito (EFC), más especializados en este tipo de productos o créditos al consumo.

También ha mostrado algunas debilidades importantes, especialmente en la mala gestión que se ha hecho de unos productos que como las tarjetas de crédito tienen unos tipos de interés más elevados que los préstamos pero que a su vez ofrecen cuotas muy bajas lo que multiplica el coste financiero de la operación.

Este es el punto en el que se han originado las reclamaciones de cientos de consumidores, por publicitar expresamente o destacar la facilidad de pago -cuotas muy bajas- y no tan claramente los intereses elevados, cuya combinación ha originado no pocos problemas financieros a muchas familias. Por todo ello, es siempre necesario no prolongar los plazos en demasía e intentar pagar la máxima cantidad.

Pero no es el único problema de este tipo de productos, está también cuando lo que se necesita no es fraccionar la compra, sino tener dinero en efectivo para otros gastos. En estos casos muchas tarjetas solo permiten disponer de dinero a crédito desde un cajero, cobrando una comisión. Y, aunque otras sí permiten realizar traspasos a la cuenta corriente lo hacen también con el pago de una comisión lo que hace encarecer mucho más el préstamo.

Si, por ejemplo, necesitas 1.000 euros y tienes una comisión del 3% por disponer de ese efectivo, además de los intereses tendrás que sumar esos 30 euros de gasto que además se abonan de forma anticipada.

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Préstamo revolving frente a tarjeta revolving

Por ello el préstamo revolving es una herramienta más flexible y versátil. Pudiendo disponer del dinero en la cuenta y así usarlo para todo tipo de destinos, ya sea comprar un producto, cubrir un gasto inesperado o hacerlo por un mero desfase entre ingresos y gastos.

Además, se suelen cumplir dos premisas:

  • Al instrumentalizarse como un préstamo no existe esa comisión por recibir el dinero en efectivo.
  • Podemos encontrar productos con tipos de interés más bajos que las tarjetas.

No suelen ser la única diferencia, también su gestión financiera suele acarrear menos coste al fijar un periodo de devolución y un plazo más corto que la tarjeta. A priori puede suponer una desventaja: pagar más al mes, pero a la larga no es así, y ayuda a que los costes finales no sean tan elevados.

Si conocemos la cuota a pagar y asumimos esta dentro de nuestro presupuesto nos encontramos con un producto de financiación con un riesgo financiero menor pero que puede utilizarse en caso de toda necesidad financiera.

Préstamo revolving y presupuesto familiar

Por ello, a la hora de pedir un préstamo revolving, no debemos solo limitarnos a su solicitud sino incluso más que en un préstamo tradicional debemos adecuarlo de forma correcta dentro de nuestro presupuesto financiero.

A veces esto no es tan sencillo y automático. A diferencia de un préstamo tradicional en el que recibimos una cantidad de dinero fija y conocida y conocemos las cuotas a pagar y el plazo de devolución, de pago, del préstamo en un préstamo revolving no es así en ninguno de sus términos.

Al no conocer la cantidad que se va a disponer, tampoco lo es las cuotas para pagar. A esto se une un punto de incertidumbre, que son productos que se conceden con un plazo de tiempo determinado y que, aunque pueden renovarse, esta prolongación no es siempre ni segura ni automática. Si se tiene cantidad a pagar y no se renueva tendremos un problema adicional, tener que pagar todo el préstamo de golpe, lo cual muchas veces con presupuestos financieros limitados no es posible.

Por todo ello hay que aplicar un criterio de prudencia a la hora de gestionarlo y siempre ajustarlo dentro del obligado presupuesto para ingresos y gastos que siempre debemos realizar y cumplir, para ello son recomendables considerar los siguientes pasos:

  • Siempre se debe considerar que se va a disponer (utilizar), como mínimo la mitad del capital que nos han concedido durante todo el tiempo. Por ejemplo, si se tiene un préstamo revolving de hasta 5.000 euros que estamos usando 2.500 euros como mínimo. Si puedes calcular sobre la totalidad del préstamo tendrás un mayor margen de seguridad.
  • Igualmente, no se debe dar por hecho de que se va a renovar el préstamo sino considerar como plazo máximo de devolución el límite temporal que nos hayan concedido, por ejemplo un año y al finalizar este periodo que se haya pagado la totalidad de este préstamo.

Llevándolo a un ejemplo, si tienes un préstamo revolving concedido de 3.000 euros con un plazo de 12 meses, presupuesta que supondrá un gasto de 250 euros mensuales de amortización de capital (3.000 dividido entre 12) más los intereses generados. Esta es la cuantía máxima, seguramente el coste será menor, pero si el presupuesto sigue siendo equilibrado incluyendo esta partida tan alta, se tendrá la seguridad de poder devolverlo sin ningún problema.

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Cuándo elegir un préstamo revolving o un préstamo tradicional

En definitiva, un préstamo revolving es una herramienta financiera muy útil para nuestros posibles desfases de ingresos y gastos. Además, dado que lo que recibimos es dinero en efectivo, no fraccionamos compras, es mucho más versátil que si lo hacemos a través de una tarjeta.

Esto no significa que los préstamos tradicionales no sean útiles, solo que su fin es completamente distinto, es financiar un bien o servicio con un precio conocido. Este es el punto principal para pedir un préstamo tradicional pero también tienen otros condicionantes:

  • Que sea un gasto puntual e importante. Sí es cierto que para pequeños gastos se pueden usar otras fórmulas, como los minicréditos, pero para importes mayores concatenar préstamos no es la mejor disolución.
  • Poder adecuar los plazos al bien o servicio que financiamos. Por ejemplo, una reforma del hogar tendremos que distribuirla a un plazo largo, por encima de los cinco años, pero un préstamo de una matrícula universitario no debería excederse de un año (lo que está cubriendo) o a lo sumo dos.

Por todo ello nos encontramos con dos formas complementarias, para necesidades diferentes pero que deben compartir puntos básicos, como siempre garantizar a priori su pago y calcular su coste de acuerdo a nuestro presupuesto poniéndolo en relación con todos los ingresos y gastos de la unidad familiar.

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