Las entidades financieras bancarias tienen como objetivo generar beneficios para poder ofrecer sus servicios de financiación a empresas y particulares. Así, utilizan el capital de sus clientes para invertirlo, ofrecer nuevos productos y expandir sus servicios, mientras estos los mantienen a salvo e, incluso, generando rentabilidad.

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Los ingresos bancarios se clasifican en los denominados ingresos activos y pasivos, los cuales explicamos en detalle a continuación para entender la diferencia entre ellos.

Ingresos activos bancarios

Los ingresos activos bancarios son los que provienen de los préstamos e hipotecas ofrecidas a sus clientes. Se denominan ingresos activos porque de dicha financiación los bancos obtienen rentabilidad activamente, a través de los intereses y comisiones que se cobran a los prestatarios.

El porcentaje del tipo de interés dependerá de la entidad, y lo mismo sucede con las comisiones que se cobran. Así, habrá entidades que cobren un mayor o menor número de comisiones, y en algunos bancos estas serán más altas que en otros bancos.

Ejemplos de ingresos activos bancarios

Un ejemplo de ingresos activos bancarios son los diferentes tipos de préstamos que ofrecen las entidades financieras. Los más comunes son los préstamos personales que pueden tener como finalidad la compra de un vehículo, la reforma de una casa, el pago de estudios universitarios, etc. Otro ejemplo de ingresos activos son las hipotecas concedidas para la compra de una vivienda.

Ingresos pasivos bancarios

Los ingresos pasivos bancarios son los relativos a las cuentas y depósitos de los clientes. Cada vez que estos abren cualquiera de estos productos y depositan fondos en la cuenta, los bancos no lo retienen sin moverlo, sino que lo utilizan para expandir su negocio y hacer frente a sus gastos.

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De ahí que se denominen ingresos pasivos, porque son ingresos que obtiene el banco de manera pasiva al ofrecer sus productos habituales, es decir, sin hacer más esfuerzo que en el que se incurrió inicialmente al crear estos productos y ponerlos a disposición de los clientes.

Ejemplos de ingresos pasivos bancarios

El ejemplo más habitual de la generación de ingresos pasivos de los bancos son las cuentas corrientes que abren los clientes en la entidad. También las cuentas nómina, cuentas de ahorro, cuenta joven, etc. Otro ejemplo de ingresos pasivos son los depósitos a plazo fijo que ofrecen los bancos y del que se benefician los clientes.

¿Qué ingresos dan dinero a los bancos?

Sin duda, los ingresos que verdaderamente dan dinero a los bancos son los ingresos activos, es decir, lo que obtienen de ofrecer préstamos e hipotecas a los clientes. Cuanto mayor sea la cantidad de capital prestado, mayor será el beneficio que obtiene el banco a través de la tasa de interés aplicada.

Ejemplo de ingresos obtenidos por el banco

Por ejemplo, si el banco concede un préstamo de 100.000 € a un 2% de tipo de interés, estará ganando 2.000 € con la operación.

Por el contrario, si presta 1.000.000 € también a un 2% de interés, habrá ganado 20.000 € con la operación de financiación.

A esto habría que sumar posibles comisiones a cobrar como parte del contrato. Por ejemplo, comisiones de apertura, comisión de mantenimiento, comisión por amortización anticipada, etc.

¿Cuándo obtienen beneficio los bancos?

Como en todo negocio, el objetivo de las entidades bancarias es generar beneficio, lo cual se consigue cuando los ingresos son mayores a los gastos. Así, el beneficio bancario es la diferencia entre el tipo de interés que cobran por conceder préstamos e hipotecas y el tipo de interés que pagan a las personas que depositan su dinero en el banco.

Respecto a esto último, nos referimos a productos que generan rentabilidad a los clientes, como cuentas de ahorro y depósitos a plazo fijo. En algunos bancos, a veces las cuentas corrientes también generan rentabilidad, pero esto es cada vez menos frecuente en las entidades financieras.

Calidad de los activos

Como hemos explicado, los préstamos concedidos a empresas y particulares son un activo muy importante para los bancos. De este modo, la posibilidad de que estos préstamos no se devuelvan supone un riesgo para las entidades que hace peligrar su economía. Así, cuanto mayor sea este riesgo de crédito, menor será la calidad del préstamo, o calidad de los activos.

Es por ello que, por ejemplo, en épocas de crisis económica los bancos tienen la responsabilidad de aplicar criterios de concesión de préstamos más estrictos debido al alto riesgo de impago por parte de los prestatarios. Este hecho es importante para que no se queden sin capital y tengan que dejar de seguir ofreciendo sus servicios a la sociedad.


Fuentes:El Economista, EDUCA, BCE

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