Es posible que hasta ahora no hayas oído hablar del término “salud financiera”, o que no te hayas informado mucho acerca de su significado. Pues bien, se trata de una expresión muy utilizada y que, además, como su propio nombre indica, hace referencia a un tipo de salud que está relacionada con nuestra salud mental.

La salud financiera es algo que sufrimos todos los días, aunque no nos hayamos parado a pensar en ello. Desde el café que tomamos por la mañana fuera de casa hasta cualquier otro gasto en el que incurrimos durante el día influyen en nuestra salud financiara y, por tanto, mental.

¿Qué es la salud financiera?

Se entiende por salud financiera la tranquilidad o estrés que sentimos acerca de nuestra economía personal o familiar cuando pensamos en ella. Es decir, se trata de la sensación de bienestar de tener controlados nuestros ingresos y gastos, así como deudas contraídas y patrimonio adquirido.

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El impacto de la salud financiera en la salud mental

Si alguna vez has sentido preocupación, estrés, ansiedad, dificultad para dormir, etc. a partir de pensar en tu situación financiera, entonces habrás comprobado que la salud financiera está directamente relacionada con la salud mental. Y es que, no tener nuestra economía controlada, saber que nos cuesta llegar a fin de mes, que no somos capaces de ahorrar o que nuestros ingresos no cubren nuestras necesidades, nos produce un impacto en nuestra salud mental.

Para bien o para mal, las finanzas son parte de nuestra vida desde que nos levantamos, y es por ello que la relación entre salud financiera y mental es innegable. Tanto es así que un estudio elaborado por ING muestra que el bienestar emocional de uno de cada cinco españoles se ve afectado por el estrés que supone pensar en sus finanzas.

El impacto de la salud mental en la salud financiera

Por su parte, es interesante analizar tal relación desde el punto de vista opuesto. Es decir, reconocer también que la salud mental influye directamente en nuestra salud financiera. Y es que, existen determinadas emociones o comportamientos que afectan a nuestras finanzas, haciéndonos gastar dinero en mayor o menor medida.

Nos referimos a las emociones que detallamos a continuación:

Felicidad

Cuando nos encontramos felices y contentos tendemos a gastar y tirar más de tarjeta de crédito, sin pensar demasiado en las consecuencias posteriores que pueden afectar en mayor o menor medida a nuestra economía familiar. A todos nos ha pasado que ante una sensación de alegría derrochamos más en cosas que probablemente no necesitamos y no hubiéramos comprado de no encontrarnos inmersos en ese sentimiento tan feliz.

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Ansiedad

Por otra parte, un estado anímico de ansiedad también puede provocarnos el consumir más, aunque solo sea por el mero hecho de tratar de calmar esa sensación. Por ejemplo, habrá quien calme este sentimiento acudiendo a un supermercado y comprando gran cantidad de un determinado producto, o a cualquier otra tienda y actuar de la misma manera.

Esto sucede porque cada uno tiene una manera de reaccionar ante un sentimiento de ansiedad, y por ello podemos decir que esta sensación también está relacionada con la salud financiera.

Tristeza

En momentos de tristeza y bajón habrá a quienes no se les ocurre incurrir en ningún gasto porque no sientan ni ganas de mirar y comprar, pero habrá quienes actúen con un comportamiento totalmente opuesto. Es decir, que les dé por consumir, cualquier cosa, aunque sea desde casa a través de Internet, y por tanto experimenten ese impulso que lleva al gasto innecesario fruto de una emoción en un momento determinado.

¿Cómo lograr una buena salud financiera y mental?

Como hemos visto a lo largo de este artículo, la salud financiera y mental están directamente relacionadas, de ahí que haya que cuidarlas para cuidar de nosotros mismos.

Por tanto, si queremos encontrarnos bien, se recomienda seguir los siguientes consejos que tienen que ver con nuestras finanzas domésticas:

Conocer nuestro presupuesto

Es importante analizar nuestros ingresos y gastos mensuales para determinar cuál es nuestra solvencia económica y empezar a hacer planes de ahorro e inversión a ese respecto.

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En primer lugar, conviene analizar los gastos mensuales para asegurarnos que se cubren con nuestros ingresos, y de otro modo trata de recudir aquellos innecesarios para ir más desahogados e intentar planificar algo de ahorro.

No gastar más de lo que se ingresa

En ningún caso conviene gastar más de lo que se ingresa y menos hacerlo de forma habitual por el bien de nuestra salud financiera y mental. Esta situación de gasto podría generar una sensación de estrés y ansiedad de la que podría ser muy difícil salir.

Para seguir este consejo de no gastar más de lo que se ingresa es importante poner en práctica el punto anterior de conocer bien nuestro presupuesto.

No incurrir en deudas excepto en caso de absoluta necesidad

Solicitar financiación es un asunto muy serio que no hay que tomarse a la ligera. Aunque aparentemente pueda parecer muy fácil acudir a una entidad financiera y obtener un préstamo, debemos pensarlo bien y haber comprobado que seremos capaces de devolver los fondos sin apuros.

Por su parte, y siempre que sea posible, se recomienda buscar otras vías para conseguir fondos antes que recurrir en una deuda. Por ejemplo, puedes tratar de vender algún bien que no necesites, tratar de ahorrar más dinero a final de mes o aumentar tus ingresos realizando algún trabajo extra.

Fijar una meta de ahorro

Para gozar de una buena salud financiera y mental es importante fijar una meta de ahorro realista, acorde a la situación económica de cada uno. Aunque no seamos capaces de ahorrar una alta cantidad al mes, lo importante es ser constante con este propósito y ahorrar lo que cada uno pueda según sus posibilidades.

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La importancia de la educación financiera

Unido a gozar de la mejor salud financiera y mental posible se encuentra la educación financiera de la ciudadanía. Esto es, saber conceptos básicos de finanzas que nos permitan tomar las decisiones adecuadas a lo largo de nuestra vida según la etapa en la que nos encontremos: juventud, madurez temprana, con y sin dependientes, jubilación, etc.

En relación a este punto, según un estudio realizado por BBVA, cerca del 35% de los españoles aseguran contar con escasa educación financiera, por lo que esta sigue siendo la asignatura pendiente para muchos en cuanto a finanzas se refiere.

Fuentes: BBVA, FundsPeople, El Mundo, Linkedin, Wellbeing, Finanbox, HSBC